Nous publions cet article d'Elizabeth Peredo de la Fondation Solon qui revient sur les tergiversations du gouvernement bolivien au sujet du TIPNIS et pour lequel le gouvernement entend bien aboutir à la construction de la route qui a mobilisé les populations indigènes l'année passée, mais en postant deux casernes militaires aux entrées du Parc pour s'assurer que celui-ci ne soit pas pillé / déboisé, etc...
Hace unos días tuvimos la oportunidad de escuchar al presidente hablar desde un helicóptero con los periodistas sobre la imposibilidad de construir una carretera alternativa que no cruce el corazón del TIPNIS. Entre los varios argumentos expresados están no solamente la cantidad de agua, lodo y terreno inestable que hay en el área Este del parque, sino sobre todo que no quiere que se le eche la responsabilidad de no construir la carretera y que por ello se lanza ahora a la consulta sabiendo que así como hay quienes no quieren que esta se construya hay muchos otros que si quieren que se haga.
El TIPNIS es ambas cosas, es un territorio indígena y un parque nacional. Hay una dimensión local y una dimensión nacional en la problemática y en las decisiones a tomarse. En 2011 la 8va Marcha indígena logró una pequeña victoria llegando a la ciudad de La Paz y materializando un acuerdo destinado a parar la construcción de la carretera en coherencia con los postulados de cuidado de la Madre Tierra, pero los acuerdos logrados fueron rápidamente desconocidos por el Ejecutivo y ahora se plantea una Consulta posterior a los hechos, una consulta que en esencia contraviene los principios básicos de la consulta previa e informada y que es fruto de un desequilibrado escenario de balances políticos logrados a plan de maniobras.
Peor aún, las declaraciones del mandatario en el mencionado sobrevuelo del TIPNIS hablan no sólo de la imposibilidad de otra ruta –menos de pensar las cosas de otra manera-, sino de construir al menos dos cuarteles al norte y al sur del corazón del TIPNIS para “controlar más avasallamientos”: uno en Ichoa o San Antonio y otro en Santo Domingo. Estas declaraciones han sido ratificadas mas tarde por las del Ministro de Obras Públicas, Vladimir Sánchez, afirmando que luego de la consulta – asumiendo que seguramente dará luz verde a la carretera- se construirían dos cuarteles.
¿No debería la consulta incluir también que una de las consecuencias de la construcción de la carretera será la instalación de infraestructuras militares en el parque? Por supuesto que debería informarse también que ésta servirá no sólo para conectar el Chapare al Beni, sin beneficiar realmente a todas las comunidades indígenas, sino ofrecer una vía para Brasil en su acceso al Pacífico, terminará de expandir la economía y producción de la coca así como la expansión de colonos y por tanto la incorporación de nuevas lógicas socioculturales en la selva, afectará los equilibrios ecológicos y su biodiversidad, en fin, una concepción de desarrollo para un parque nacional (!!) vinculada a la creación de infraestructuras depredadoras orientadas al comercio, que hoy añade -como cereza en la torta- la militarización como garantía de que se va a “cuidar” la selva bajo mano militar.
Alguien habló hace un tiempo de que los hombres que embarazan a las mujeres y quieren escapar de sus responsabilidades se podrían refugiar en los cuarteles… Pudiéramos hacer una lectura para interpretar que lo que está detrás de estos planes a vuelo de helicóptero es una gran fuga hacia el interior del Estado neoliberal y conservador, ese tipo de Estado que ahora se dedica a construir carreteras “ecológicas” ahora con cuarteles (la pinturita verde no puede faltar…) para sentirse más seguros.
Elizabeth Peredo
Abril 2012
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